Como comentamos en una entrada anterior, tuvimos la suerte de estar fuera de Chile cuando ocurrió el terremoto. Cuando llegamos a Mendoza nuestro amigo Coqui nos explicó que esa misma noche ellos en Mendoza habían notado el temblor.
Nuestra estancia en Mendoza estuvo llena de dudas respecto a ir o no a Chile y a dónde ir de Chile si al final ibamos.
Después de informarnos mucho y de hablar con Barbara decidimos que ir a Santiago era seguro.
Una ven en Santiago tuvimos momentos en los que casi nos arrepentimos, sobre todo los primeros días en la ciudad: el primer día, por la mañana vivimos la réplica de 7.5 (ojo, el epicentro NO estaba en santiago)… toda una experiencia. Salimos al patio (la casa de Bárbara y Patricia está en la planta baja) y todo se movía, era como si el metro pasase por debajo nuestro, pero más fuerte… y duró bastante. Minutos después hubo otra réplica y mientras desayunábamos, otra más. La verdad es que nos asustamos un poco, aunque Bárbara y Patricia nos dijeron que no había peligro.
Ese día no tomamos el metro (nos daba miedo viajar bajo tierra) y, en el centro, estuvimos leyendo el periódico y viendo noticias sobre el terremoto y las réplicas.
Siempre que hay un terremoto hay réplicas después. Estas réplicas se deben a que la tierra se tiene que asentar y poner en su sitio, al haberse movido todo. De todas formas, las réplicas, a todos los efectos, son también terremotos y una réplica de 7.6… qué queréis que os digamos… para nosotros es un pedazo de terremoto!!!!!
Los días posteriores, tanto las noticias como las conversaciones de todo el mundo hablaban del terremoto y los rumores eran constantes, que si iba a llegar otra réplica, que si otro terremoto, que si iba a llegar un tsunami, que si un mago ha predicho esto, que si un sismólogo estadounidense lo otro… una incertidumbre total que fue bajando conforme pasaban los días. Por eso tampoco tuvimos claro si ir o no a Valparaiso. De hecho hasta el último momento la idea era no ir, hasta que estuvimos 100% seguros y fuimos, pero no penséis que de forma inconsciente… nos informamos mucho y además escogimos un lugar seguro para dormir: una habitación en planta baja, por si hubiese que salir corriendo y un hostal ubicado en lo alto de un cerro, por si hubiese alerta de tsunami.
Finalmente no pasó nada y pudimos visitar Valapraiso y disfrutar de esa ciudad tan bonita (como veréis en las entradas que publicaremos después).
Por otro lado, una vez pasados los primeros días de incertidumbre, nos sorprendió y nos gustó la actitud positiva y de “echar p’alante" del pueblo chileno.
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